Irracionalidad.

Tratando de ser poema, relato o poesía, con el corazón en remojo, el silencio me habla.
El alma duerme acongojada, los recuerdos afloran a la mente cual rayos de luz. Cansada de no verte el corazón se atormenta.
Tratando de entenderte, de separarte, de deconstruírte, llego a la tempestad de saber lo que no quería, lo que ocultaba, lo que temía.
Llegué a la tempestad de saber que inundaste mi corazón y lo conquistaste sin preguntar. ¡Que lerda se volvió mi razón y mi conciencia!
Hoy más que nunca me pregunto, ¿Donde quedó mi ausente verdad esquiva?.
Descubrí que nos parecemos hasta el hartazgo, cargamos con bellas sonrisas y desamores, causando en nuestros caminos mil sabores.
Pero ante tanta coexistencia, la realidad es inevitable, pues tu ausencia, en terminos de humanidad, es una eterna condena.
Siempre dije que intentar entender todo es un equívoco, es negar la gracia que tiene cargar con cierto grado de incertidumbre; intentar entender todo, hace que todo sea predecible, y por ello, un cuadro perpetuo y redundante.
Pero lo admito, es a veces inevitable. En mi caso, el silencio me hizo entender que mis deseos son simples ilusiones que divagan, reflejando una verdad muy cierta. Me hizo entender, que mis deseos están muy distantes de la realidad, de mi vida misma. Me acercó también al miedo, que a mi interpretar es el limite natural a lo desconocido, a lo incierto, que a veces oscurece hasta los brillos mismos de la felicidad y nos condena a una vida de vacios.
Éste mismo miedo, ése de que estás pasando por mi vida, sin saber que pasaste, solo causa fantasías inventadas, sentimientos y pesar, pesar de que me haces sonreír, con tan solo pensarte.
Éste mismo miedo, de no reconocerme, de haber cambiado mis vivencias, solo me hace encontrar esperanza irrazonable, base de tan temible singladura para olvidar que llora el pensamiento.
En éste mismo miedo, encuentro tu ausencia, que no me detiene a seguir añorando tu llegada. Encuentro que somos dos figuras similares en los hechos, pero demasiado distintos en el tiempo, lo cual me transforma en una dicotomía, en un incierto.
Pero espero paciente el fuego que no vendrá, por que estoy segura y te prometo, que me va a encantar la manera en que me dolerás.